El día 14 de septiembre de 2010, por unanimidad, según publicó la prensa escrita, el CSU decidió desalojar a todos los estudiantes de EPA que ocupan el campus central de la Usac. Y con ello decidió ir por el camino del autoritarismo y no por el del diálogo, la negociación y el consenso universitarios. Es decir, decidió transitar la ruta más fácil y simple: el que se ha tomado reiteradamente en nuestra historia nacional, y no por la vía áspera de la autocrítica y la conciliación humanística. Y con ello votó por la continuación de todos los vicios, corrupción y prácticas obsoletas y anticuadas enquistadas en nuestra alma mater. Y no por su confrontación valiente, serena, pacífica y frontal. ¡Qué tristeza! ¡Qué decepción! No puedo negar que la EPA ha caído en una posición de intransigencia, producto del desprecio, la anomia y la poca atención integral a nuestra problemática interior sancarlista, en los últimos lustros, por parte de las autoridades de turno. Pero es necesario aceptar que muchas cosas que ellos señalan, llevan el peso de la verdad y bosquejan nuestra penosa realidad actual. Finalmente, los estudiantes y sus actitudes, para bien o para mal, son fiel reflejo de la educación que les brindamos nosotros sus maestros. Pero lo más terrible, que está en juego nuestra capacidad institucional de generar profesionales capaces de transformar el futuro de nuestro país y de coadyuvar a la solución de las problemáticas más ingentes, en todos los órdenes. Por ello, ante el momento crucial de una posible confrontación física, hago un llamado desesperado a todos los miembros del CSU de la Usac, y a la conciencia de todos los miembros de la EPA, para que, por única y definitiva vez, nos sentemos a solucionar, por la vía pacifica, esta problemática. Caso contrario, la historia nos juzgará por ser incapaces de consensuar, por ser fundamentalistas en nuestras posiciones y, en consecuencia, poco humanistas. Y en donde habremos perdido una brillante oportunidad de posicionarnos de nuestra propia historia. Necesitamos una transformación, y este es el momento. Por favor, sentémonos a dialogar. Hay personalidades afuera que nos pueden ayudar (la Procuraduría de los Derechos Humanos, el Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU, vg,) Y si esto no fuere posible, una comisión de profesores y estudiantes del Centro Universitario de Quetzaltenango (Cunoc) y/o del campus central, podríamos ser buenos intermediarios. Nos ofrecemos de corazón a meter las manos en las brasas, aquí y ahora. Por nosotros y por nuestro propio bien. Pero, fundamentalmente, que quede constancia histórica que somos muchos los universitarios que apelamos por una solución pacífica, profunda e integral de nuestros problemas. Y que nos oponemos rotundamente a cualquier intervención violenta en nuestra alma mater. Id y enseñad a todos. Y la mejor manera de enseñar es con el ejemplo. Y el mejor ejemplo que podemos dar, en este momento crítico, es la buena voluntad de diálogo, tolerancia recíproca, vocación sancarlista de negociación y nuestra capacidad de solución de conflictos. |
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